Todas las madrugadas despierto con un hambre atroz, como si no hubiera comido en días; bajo sigilosamente para no despertarte, la realidad es que aunque hiciera ruido, tu no lo haces. Silencio al buscar cada recoveco de la cocina, buscando que me "llene"el gran vacío que siento dentro de mi. Me visto, tomo las llaves y salgo en busca de una buena cena o al menos, algo que mitiguen mis ganas.
Regreso sin dejar rastro, tomo un poco de agua antes de subir las escaleras. Llego al cuarto me quito la ropa esperando que te des cuenta que he regresado de algún lugar pero, los brazos de Morpheo te sostienen fuertemente; me escabullo entre las sabanas buscando un refugio entre tus brazos, deseando que me perdones por las noches mientras... mientras tu duermes.
Llega el amanecer, el sol comienza a salir... te levantas sin voltearme a ver, mis labios sigues manchados pero, tu no lo notas como todas las mañanas; te vistes ,volteas antes de salir de la habitación y me mandas un beso, sales... yo quedo ocupando toda tu cama, tu espacio y el mío; solo deseo que antes de salir de casa, regreses y me des un beso, ese que puede saciar mis ganas por las madrugadas.
Duermo hasta que el sol comienza a despedirse de ese día, me levanto, acicalo y salgo para que no me encuentres hasta que ya es el momento inevitable de regresar a casa y me invitas a dormir junto a ti, sueños ligeros y álgidos solo siento tu distancia y de pronto, la madrugada atacando con ese apetito de vida que me invade y me invita a salir, hasta que sea de nuevo el momento de regresar a ti, aunque mi ausencia nunca sea percibida.
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